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¿Estamos perdiendo el contacto personal?

  • Facilitador y Coach con PNL Lizardo Araujo
  • 24 jun 2015
  • 3 Min. de lectura

Hasta los doce años jugaba futbol con mis amigos del parque, éramos un grupo de chicos energéticos, bulliciosos y obviamente revoltosos, una cofradía masculina que pasaba sus veranos jugando futbol, aproximadam

ente diez y seis niños que transitaron a la adolescencia a través de un balón (diez y seis o un poco más, si nos uníamos con la mancha del otro edificio o vecindario), porque en realidad éramos menos. Pasamos muy buenos momentos jugando con el balón (y es que a mí no me gusta jugar pelota, solo juego con ellos, soy más de disciplinas como el yoga o las artes marciales), hasta compramos arcos de madera que después de muchos años se convirtieron en columnas de una casa improvisada pero a su vez cálida para personas de escasa economía. Jugábamos casi todos los días hasta que la noche impedía vernos, sino había piedritas que fueran arcos, poníamos chapitas y los goles eran debajo de la rodilla, obvio nunca tapaba el más alto porque había más probabilidad de que ese equipo perdiera.


A la fecha ya no nos reunimos con tanta frecuencia, sin embargo, cuando lo hacemos solo hablamos de aquellas batallas infantiles, experiencias púberes, enamoramientos fantasiosos; y reales en algunos casos, palomilladas, llantos, problemas familiares y demás temas que nos marcaron en esas épocas, tan solo fluimos, y eso que actualmente somos personas con nuevas estructuras mentales. Hasta ahora nos miramos y conectamos con las experiencias pasadas, ello fue el insumo sostenible que alimentaría nuestra relación, sabemos muchas cosas de nosotros, nos comunicábamos bastante, nos decíamos las cosas directamente y resolvíamos los problemas cara a cara, es allí en aquel parque en aprendimos mediante caídas a ser asertivos.


En mi opinión y viendo a los Millennials, generación del futuro, y la cual considero que tiene como bastión la capacidad de cuestionar siempre su camino y ello los hace cazadores de sueño, creo han restado interés a alimentar su capacidad de interactuar visual y auditivamente, pueden estar sentados al frente de nosotros pero con la imagen de la persona que conversan por la red social, y cuando están con ellos, conversan con nosotros, es decir, nunca están presentes. El flirteo se da por wassup, las historias se cuentan a través de fotografías en Facebook y ya no en la esquina de la tienda, se está perdiendo el disfrutar el momento con el otro, se ha perdido el placer por el juego colectivo, cada vez hay más deportes individuales, más competencia, han ganado terreno los campeonatos de video juego, en los cuales los niños se adentran en realidades imaginarias y se hacen amigos de personas a miles de kilómetros para jugar en línea, prefiriendo amigos en otros territorios a los de su costado, y es allí donde yo me pregunto si estamos perdiendo el lazo con la colectividad, estamos ingresando al facilismo de coger de la colectividad aquello que me permite crecer como individuo pero no como sociedad integrada.


Las empresas cuentan con personas muy capacitadas a nivel especializado, sin embargo, carecen de talento capaz de trabajar en equipo, de profesionales tolerantes al error, de líderes transformaciones, de grupos que se conecten físicamente de forma empática, que hablen en lugar de mandar un correo, que sumen en lugar de restar, que construyan para el equipo y no para el ego. Y es que esto va más allá del plano profesional, va por la incapacidad actual de darle el valor que le corresponde al otro, al cual le debemos tiempo para escucharlo, respetarlo, sentirlo y mirarlo. Estamos aprendiendo a usar la tecnología para iniciar relaciones con personas atrás de las redes, cuando aún no podemos tener relaciones con quién está en el marco de nuestra mirada.


Yo creo en la tecnología, en que las redes sociales que nos ayudan a conectarnos y hacer sinergias con personas, empresas y organizaciones que piensan como nosotros, abriéndonos puertas a otra culturas, pero debe ser adoptada como una interacción adicional, no perdamos el placer de mirar, de tocar, de reír, de llorar con quien tenemos al lado. Cuando dejemos este universo llevémonos imágenes de rostros y no de mensajes, cuando dejemos este universo, dejemos nuestros rostros a los demás.


Lizardo Araujo Acosta

Gerente General de la Escuela Internacional de Coaching y PNL (EICP).

Sub Gerente de Cumplimiento Corporativo en BCP.

Master en Gerencia y Administración – EOI (España).

Coach de Vida y Ejecutivo – ICI (Alemania) y HCN (Chile).

Licensed Practitioner of Neuro-Linguistic Programming - SNLP (USA).

Facilitador en Procesos de Cambio con PNL - ESPNL (México).

Especializado y Diplomado en Gerencia y Procesos – Escuela de Post Grado UPC.

Email: coach.lizardo@gmail.com / informes.eicp@gmail.com


 
 
 

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