¿Priorizar a quién ayudar es egoísmo?
- Lizardo Araujo
- 12 jul 2015
- 3 Min. de lectura

Hace algunos meses pase por un episodio complicado de salud, soy relativamente joven si lo medimos en términos cronológicos, por lo que no pensé que tan pronto mi parte material podría involucrarse en un evento negativo y peor aún, por negligencia de un tercero, pero la vida
es así, un carrusel sin una ruta ni velocidad definida, y eso la hace increíblemente sorprendente.
Estuve internado por seis días, en los cuales sentí miedo por una situación de incertidumbre en mi cuerpo (mi organismo ha sido generoso hasta la fecha), no estar corporalmente establece impacta en el temple del espíritu y la mente, sin embargo, la vida siempre se enfoca en darnos la posibilidad de elegir entre aprender y/o renegar, yo opte hace algunos años en darle prioridad a la pregunta ¿Para qué me sucede esto?, cuestionamiento que me abre a enfocarme en que debo interiorizar, por lo tanto, dejé de concentrarme en ¿Y por qué me sucedió a mí?, dicho cuestionamiento si me hubiera frustrado e invitado a ingresar en un remolino lleno de explicaciones que no me llevarían a soluciones con valor agregado, sino a la simple adicción del problema y seguirlo probando hasta acabarme su amargo dulce.
¿Las lecciones no son iguales?, no lo creo, para mí dependen del nivel de evolución. Cómo me ayudó a mí, en definir mis prioridades, pero en qué tema, me refiero, exactamente en conocer a las personas que transitan a nuestro lado. Te has preguntado cuantas personas están a tu lado cuando las cosas se ponen difíciles ¿?, yo no lo hacía, pero ahora si lo hago, y la finalidad no es separarlos de mis vivencias, la finalidad es saber a quién y en qué momento seleccionar.
Antes de aventurarme a escribir este breve post, converse con un amigo y excelente coach de vida, una de las personas más sabias que he conocido, y le pregunté si era egoísmo no estar siempre allí para los demás y me dijo: “En la vida estamos para acompañar a las personas que necesitan ayuda, pero no para cargar con sus problemas, y debemos aprender en base a nuestra experiencia a dedicar tiempo a quién desea cambiar y sabe mostrar gratitud y reciprocidad”. Es allí que entendí que la vida es tan valiosa, efímera y sin fecha de caducidad que, es mi responsabilidad, decidir que personas desean realmente que los ayuden y quieren crecer no solo en forma material sino espiritual, a dar más tiempo a quiénes están allí cuando los necesitas, a dejar de lado las visitas forzadas, por el simple hecho de cumplir con un protocolo establecido por una sociedad en la cual comienza a ser normal primar a los amigos por redes electrónicas y networking, que a los verdaderos amigos de vida.
Amo los eventos negativos, porque me hacen más sabio, amo a las personas que me golpean porque me hacen un mejor guerrero, amo a las personas que están a mi lado, porque me recuerdan lo bueno que puedo dar, amo a mis errores porque me hacen reflexionar, amo a mis aciertos porque me recuerdan lo bueno que soy en algunos temas y amo a los compañeros de ruta que tuve, tengo y tendré, al ser mis maestros y me permiten ser un mejor maestro de mí mismo, en cada experiencia que estamos recorremos juntos.
Commentaires