¿Somos una sociedad empática?
- Lizardo Araujo
- 29 jul 2015
- 3 Min. de lectura

Nací algunos años previos al inicio del movimiento de asesinos llamado MRTA, recuerdo que en aquellas épocas los quinceañeros terminaban entre las 10 pm y 1am, dependiendo de límite del toque de queda, sino tenías un salvo conducto (no todos podían conseguirlo) tenías que volverte un campeón olímpico en velocidad para llegar a tu casa, de lo contrario el ejército tenía carta libre para dispararte. Adiciono a estos eventos, las bombas a las cuales insanamente nos habíamos acostumbrado a escuchar diariamente, siempre acompañadas de noticias de policías muertos o empresarios acribillados por no pagar cupos a estos asesinos, escondidos tras una ideología perversa.
Actualmente no estamos a merced de aquellos psicópatas colectivos, sin embargo, salimos a la puerta de nuestras casas, se detiene un auto o moto intempestivamente, y en segundo somos asaltados, subimos al micro, escuchamos un grito y nos percatamos con un caso de agresión sexual a una mujer, estamos en la cola de un establecimiento, de pronto no alguien se adelanta en el menor descuido y al increpar su acción, se molesta, estamos esperando para parquear varios minutos, y vemos un conductor óptimo de salud estacionarse en el lugar de los discapacitados, entonces me pregunto si la violencia nunca acabará.
¿Solo los terroristas son analfabetos emocionales? , considero que el analfabetismo emocional tiene diversos grados de anti empatía, antes vivíamos en una época azotada por un grupo psicótico, sin embargo, a pesar del miedo nacional, las personas de a pie pedían disculpas cuando se equivocaban, ahora si se equivocan y les increpamos que están violentando los derechos de terceros, no muestran sentimiento de culpa, peor aún justifican su acción, es allí que yo digo pienso ¡ el analfabetismo empático es una enfermedad colectiva ¡. Y es que en las escuelas nos enseñan religión, matemática, lenguaje, historia, pero, no nos dictan cursos de inteligencia emocional, los aprendemos cuando llegamos a los trabajos, y son las empresas las que se encargan de invertir en esta habilidad, porque al parecer no somos conscientes de la importancia de la empatía. ¿Qué paso antes?, fuimos unos analfabetos emocionales, sí, lo suficiente como para no considerar la empatía como una forma de vida más evolucionada. Lo positivo es saber que se revierte con conocimiento, práctica y voluntad.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de empatía?, la empatía no es otra cosa que “la habilidad para estar conscientes de reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empáticos es el ser capaces de “leer” emocionalmente a las personas. La empatía es una habilidad aprendida, no nacemos siendo conscientes de las emociones de los demás, aprendemos a autonocernos y luego desarrollamos el valor de comprender a las emociones del colectivo, es allí cuando construimos una sociedad, más evolucionada.
La empatía va más allá de las leyes, su fuerza no radica en un marco legal que nos coaccione, se construye en base a los valores de respeto, amor, comprensión y tolerancia, de obrar teniendo en cuenta las repercusiones de nuestros actos. Para que esta fórmula pueda tener resultados, necesitamos; i) un gobierno que incorpore en los colegios cursos de inteligencia emocional, ii) campañas de valores en los medios de comunicación, ii) leyes que protejan a la sociedad de mientras aprendemos a autocontrolarnos, iv) padres comprometidos a educar a través de valores y iv) voluntad individual de querer ser mejores. La empatía es un estilo de vida pacífico y asertivo, nos permitirá crecer como individuos y colectivamente, en todos los ámbitos de nuestras vidas. Un mundo mejor necesita mejores personas y las mejores personas necesitan valores equilibrados, con menos egoísmo y más enfocados a la valoración de la colectividad.
Mi visión positiva de nuestra sociedad es aquella en la cual los seres vivientes logren un crecimiento espiritual y económico, sin dañar al planeta, los animales y a sus semejantes. Día a día debemos construir esta visión en nuestra mente, reforzándola a través de acciones diaras, hasta convertirla en un hábito.
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